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Personajes

Esta página estará dedicada a los personajes que vayan apareciendo y una breve descripción de los datos más relevantes sobre su persona, situación, relaciones...La iré ampliando poco a poco. Igualmente saldrá una imagen suya y su nombre en el lateral de las entradas, así estarán todos a mano siempre. 


-Emma Valdivia. Nuestra protagonista. Una señorita de buena familia, como se podría decir, y que cuenta con los encantos que todos los padres quieren en una de sus descendientes. Quince primaveras, pues nació a finales de marzo. La segunda de cuatro hermanos. Tiene el pelo de color castaño, muy largo y algo ondulado, para desesperación de su doncella personal. La cara ovalada, de tez muy blanca, con unos tristones ojos gris-azulados que son la envidia de sus amistades. Su nariz es algo notable, con la punta redondeada, pero su boca es muy femenina, aunque la señora Valdivia opina que es demasiado grande para una jóven. De estatura media para la época. Delgada figura. Poco busto pero cuerpo bien proporcionado. Observadora y nada conformista. Aunque respeta las estrictas normas a veces las cuestiona llevando a la desesperación a su sensata hermana mayor y consejera.

Siente devoción por la lectura. Desde las novelas más afamadas hasta las gacetas de viajes en los que intuye otras costumbres. Toca el piano con soltura aunque no así el arpa. No tiene buena voz para el canto. La encanta pasear a caballo y alguna vez hasta hace carreras con su padre.


-María Amalia Vicenta  Fonseca. Esposa de don Juan Esteban Valdivia y madre de cuatro hijos: tres señoritas de dieciocho, dieciséis y ocho años; y un hombrecito de doce. 

A sus treinta y ocho años es considerada como una señora de edad respetable, cercana ya al retiro, pero ella se ve capaz de hacer muchas más cosas. Por sus hijos y por los que la rodean. De cabello azabache con algunas canas incipientes. Su aspecto es tranquilizador. Se puede conversar con ella de cualquier asunto. Es muy religiosa. Muy tradicional y adora a su esposo tanto como lo admira.

Proviene del sur. Su familia poseía olivos y viñedos y se dedicaban a la exportación. Culta, de costumbres sencillas y con normas muy estrictas. No la gusta el escándalo. Discreta. De los bailes de sociedad opina que son una buena oportunidad para relacionarse, pero prefiere invitar a sus amistades a una buena tertulia. Dedicada por completo al cuidado se su prole. Su ojito derecho es su hijo varón. En él tiene puestas las esperanzas de que el patrimonio familiar quede unido. Aunque aún es muy joven y tiene que casar a dos hijas mayores. 


-Don Juan Esteban Valdivia. Cabeza de familia y militar retirado con honores por su dedicación a la Corona de España. Tiene unos cuarenta y seis años, pero está en muy buena forma física. De figura altiva y facciones serenas. Hombre sensato con el que se puede negociar. Proviene de un antiguo clan de conquistadores del Nuevo Mundo. Posee tres fructíferas fincas repartidas por la geografía peninsular, de las que se ocupan sus dos hermanos menores. Admirado por muchos y envidiado por algunos. Le gusta la caza menor, pasear a caballo junto con su hija favorita Emma y leer un buen libro fumando su pipa acompañado de su familia antes de retirarse a descansar. En ocasiones es algo reservado. Muy observador. 

Adora a su esposa, Amalia, pero de vez en cuando busca la compañía femenina de su amante de treinta años. Suelen verse en un ático que posee a las afueras los martes. Aunque no todos. 




-Blanca Valdivia. Hermana mayor y gran confidente de Emma. Heredera de la belleza natural de su madre. El cabello del mismo color. Ojos negros y piel algo sonrosada. Manos muy finas, que son la envidia de sus hermanas menores. Apasionada de la pintura y el bordado. Tiene una prodigiosa voz con la que deleita a todos cuantos escuchan sus pequeños conciertos privados. Tímida, reservada y muy tradicional. 

Su principal objetivo: conseguir el mejor marido para obtener una posición acomodada. A sus dieciocho años fue presentada en sociedad la temporada pasada y cuenta con algún que otro pretendiente. Nunca discute, al contrario que su hermana segunda.



-Nicolás Valdivia. De aspecto todavía infantil, se le atisba un perfil de donjuán caballeroso y formal, como su padre. Barbilla marcada y cabello algo largo que le da un aspecto adulto.

El tercero de los hermanos y, para suerte de su familia y su futuro, heredero de todas las posesiones de su padre. Doce años de edad y ya está cuidando su formación  académica y está muy interesado en las ciencias. Aunque sus estudios se dirigirán por el campo militar, por tradición familiar.

Joven de pelo castaño oscuro, inquieto y vivaz. Travieso pero cortés. Le gusta pescar en el  río y escaparse para bañarse en él o subirse a los árboles. Se entretiene leyendo libros de astronomía.  


-Ana María Valdivia. La pequeña de la familia de ocho años. Muy semejante en aspecto a su hermana Blanca, pero en carácter a Emma. La fauna llama su atención, a parte de los juegos con sus muñecas, claro está. Compañera de juegos de su hermano, lo que la acarrea los consiguientes castigos. 

Activa por naturaleza. Se le da muy bien la música, tanto el piano como el canto. Detesta bordar. Cree que es demasiado aburrido. De mente muy despierta. En breve ingresará en la escuela para señoritas de Alcalá  donde estudió Emma, aunque ella prefiera realizar su formación en su casa, como lo hizo su hermana mayor.



-Teresa Sánchez. Ama de llaves de la familia. A sus treinta y cinco años lleva la organización de la casa familiar desde hace diez. Pero está al servicio de la señora desde los siete, cuando su tía paterna se quiso deshacer de ella y la entregó en aquella casa  para servir. Fue recogida con amabilidad. Goza de la entera confianza de la doña Amalia. 

Atractiva a los ojos masculinos, nunca ha aceptado a ninguno en matrimonio para no abandonar a los que la acogieron desde niña. Reservada por su oficio no confía en cualquiera. Más que una doncella es un apoyo para la casa. El servicio la respeta. Es la que se ocupa de que los vástagos de los señores vayan por el buen camino, haciendo en ocasiones de cómplice de pequeñas trastadas de los pequeños.   


-Don Arturo Quintana. Caballero de noble origen. Alto, de cabello oscuro. Sus ojos claros le dan un aire ingenuo. Diecisiete años, pero aparenta algo mayor desde que se ha dejado bigote y perilla. Lo cierto es que le favorece. Demasiado impulsivo e inquieto. Apasionado de los viajes, se siente fuertemente atraído por esa nueva revolución del ferrocarril, del que ya es accionista en una futura línea: la MZA, la llaman. 

Su familia es de costumbres sencillas y trato amigable. Huyen de los lujos y prefieren la retirada vida de las afueras. Sobrino de don Leandro Quintana queda bajo su tutela al morir su madre, hermana de don Leandro y viuda desde hacía cinco años. No es muy discreto en cuanto a su forma de relacionarse por lo efusivo que es, pero es un buen amigo y todos cuentan con él. Le gusta asistir a los bailes, pero la ópera y el teatro no le apasionan.


-Don Luis Montero. Atractivo. Con un poder de atracción que es irresistible no sólo por su aspecto físico síno por su personalidad. No muy alto. Moreno. Cuida mucho su aspecto pero no le obsesiona. De mirada penetrante y tez curtida. Tiene su residencia en Madrid, pero viaja mucho.  Desde muy joven ha viajado al extranjero. Tanto a Europa como a América. Propietario de la revista "Semanario Pintoresco". No se le  han conocido amantes, aunque sí se ha rumoreado sobre ello. A sus veintiséis tiene el mundo a sus pies. Aunque no ha sido fácil su vida.  

A pesar de su fama y su apariencia, es muy sensible y todo un caballero. Las damas se lo disputan para sus adentros en los bailes, ansiando ver su nombre anotado en el carné de baile. El culpable de que el mundo de Emma y su familia se tambalee como un castillo de naipes. 




-Don Leandro Vega. Uno de los hombres más influyentes de la región. Su familia siempre ha estado formada por grandes políticos. Su padre fue ministro en el 47. Ambicioso a sus 28 años, es el principal accionista del ferrocarril en la zona. Mano derecha del marqués de Salamanca. Se convertirá en el esposo de Blanca Valdivia Fonseca, pero por interés social que el sentimental.

De fuerte carácter, semblante intimidador e imponente. Se pasa gran parte del día en los salones del Club de Caballeros que en su hogar. Aprecia mucho las cosas hermosas, por eso creen que eligió a la hija mayor de su vecino y amigo. En su sobrino Arturo encontrará un importante aliado para sus ambiciosos y ocultos planes.


LAS AMISTADES



-Los señores de Viana y Blázquez. Don Dionisio de Viana. Hombre con mucho sentido del humor. A veces cascarrabias, pero gentil. Sabe dar su punto de vista sin imponer su opinión. Respetuoso con la sociedad. Adora a su esposa. Vive enamorado de ella como el primer día. no le pesa que no haya podido tener hijos con ella. Se dedica a exportar el caldo de sus viñedos y otras pequeñas cosechas. Viven desahogadamente.







-Doña Isabel Blázquez, mujer afable, de buen carácter, muy implicada con la comunidad, ofrece su tiempo y ayuda a la Iglesia, colaborando en todo lo que acontece.
Ha sido la amiga fiel de doña Amalia desde niñas, y mantienen esa amistad. No ha podido darle herederos a su esposo, pero han sido siempre felices.
Es primo de don Luis Alonso Montero. Con él mantiene una estrecha amistad, son buenos amigos aunque don Dionisio es conservador y ve en las ideas progresistas de su primo un peligro para sí mismo, aunque siempre le respeta.  





-Don Manuel. Licenciado en abogacía y muy amigo de don Esteban. Hombre serio y de rígidos modales. Viudo desde hace cinco años y con un hijo trabajando como asesor de finanzas en Liverpool. 

De estatura como la media y de complexión rígida. Una incipiente calvicie que está comenzando a aclarar su frente. Viste de forma correcta, a veces algo descuidada quizás. Tiene un despacho junto a la Iglesia de San Benito en el que atiende los asuntos de clientes muy escogidos.





EL SERVICIO

-Casa de los Valdivia-Fonseca. Además de la presencia omnipotente de la señora Teresa Sánchez, ama de llaves de la casa de los Valdivia, está el resto de la servidumbre.


 -Luisa. Tendrá unos treinta años, pero no es seguro, ya que nunca lo ha confesado. Servicial, de confianza, pero algo cascarrabias. Se ocupa de las tareas domésticas, aunque las detesta, y de los animales del corral. Se la da bien peinar las largas melenas y todos quedan asombrados con los peinados que hace a las señoras de la casa.

    Se entera de todo lo que pasa dentro de la casa, pero jamás lo comenta fuera ni con el resto del servicio.
 -Berta y Margarita. Son las doncellas que se ocupan de tener la casa limpia, las ropas lavadas y planchadas, la comida a punto. Berta es la cocinera, y Margarita le ayuda en alguna ocasión, aunque no se le da muy bien la cocina. Prefiere fregar los cacharros. 

    Son muy amigas desde que entraron a trabajar casi al tiempo. Berta tiene algún pretendiente, pero no está interesada en ninguno, aún.





-Casa Vega de Quintana.


-Joaquina Santos. El ama de llaves de los señores. Ya es algo mayor. Viuda desde hace diez años. Su carácter es amable, casi cariñosa. Se desvive por el señor Leandro al que ve como a un hijo. No le gustan los chismorreos ni las habladurías. Muy severa con el resto del servicio, sobre todo con las más jóvenes. 



-Marianne. Joven, demasiado joven. Ha sido contratada en Francia, durante el viaje de novios de don Leandro con doña Blanca, por el mismo señor Vega para que se ocupe de las cosas de su esposa Blanca. La muchacha habla español con un inconfundible acento del sur de Francia. Su pelo dorado destaca en su nuevo lugar de trabajo.

    No se acostumbra fácilmente a las estrictas normas de la Vieja Castilla, lo que le supondrá más de dos enfrentamientos con la señora Joaquina, e incluso, con doña Blanca.